Después de una paradita para el desayuno,
nos calamos nuestros impermeables y
gorros para continuar nuestra ruta hasta llegar al Monte do Gozo, esperando ver desde allí las torres de la Catedral pero desgraciadamente la niebla nos lo impidió.
Así que sin perder un minuto más reiniciamos nuestra marcha.
Con el tiempo un poco pegadillo al culo, llegamos por fin a Santiago.
¿Dónde estamos? |
Todavía tardaríamos media hora en llegar a la plaza del Obradoiro, y corriendo, corriendo subimos a oir la Misa del Peregrino que se celebraba a las 12'00.
Como cualquier peregrino que se precie, fuimos a recibir nuestra acreditación que se nos concedió por haber recorrido a pie 110 km.
Una vez concluido nuestro trámite nos fuimos a comer, no sin antes registrarnos en un hotelito muy céntrico y con mucho encanto que se llama "Alameda" y que desde aquí os recomendamos.
La siesta fue monumental, y sobre las 20'00 horas, nos lanzamos a recorrer las calles de esta bonita ciudad;
callejeamos sin rumbo y sin prisa,
volvimos a la catedral, vimos a la tuna y terminamos la noche con una copa, sentadas en una terraza para celebrar que: ¡lo habíamos conseguido!.
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